12/3/08

Epopeya en la M-30


Es cierto que la vida está plagada de sucesos curiosos e impactantes, puedo dar fé de ello. Son acondecimientos que te hacen reflexionar y llegar a una conclusión clarificadora: Dios que mala suerte!!! Pues bien, el pasado viernes 7 de Marzo tuve una de esas experiencias casuales que le alegran a uno la vida. Todo comenzó cuando el camarada Alberto y yo concretamos una noche de cine al estilo friki acompañada de cena para cerdos (hamburguesas, carnes y derivados grasientos para saciar un hambre animal xD) El objetivo era ir al amado cine Kinepolis ubicado en la cercana pero distante región de Pozuelo de Alarcón. Ante esta situación la mejor opción era ir en coche y Alberto se dirigió a mi facultad para recogerme amablemente. Despues de una breve pausa en mi casa, pillar algo de pasta y beberme una refescante coca cola nos pusimos en camino. El coche de Alberto estaba ya algo viejo y cercanos al tunel de la M-30 comenzó a dar señales de malestar y muerte proxima. Sin embargo el automovil no eligió un momento mejor para morir. El atasco dentro del tunel era monumental y los coches se aglutinaban como el colesterol en una vena. De repente el vehiculo hizo un sonido extraño y se paró en seco confirmando su inevitable final. Alberto hizo intentos continuados de reanimar a la moribuna maquina pero nos había abandonado. El coche falleció en el tunel de la M-30 y para mas inri en el carril del medio.


Mi estimado colega como buen conductor se dispuso a montar un triangulo para avisar a los demas coches y se vistió a la ultima moda con el chachi-piruli chaleco de seguridad. Era divertido ver a los bakalas pasar y mirarte con cara de asco mientras tu no tenías la culpa de nada. Ante la pavorosa situación y al no tener bateria en el movil ninguno de los dos (el colmo de la mala suerte) Alberto llamó al SOS de la M-30. Dos policias llegaron en un rato largo para socorrernos. Los mencionados agentes de la ley cortaron el carril derecho y empujamos el coche como pudimos hacia el lado correspondiente. Una vez allí la grua se ocupó de sacarnos al exterior y dejarnos en una gasolinera cercana. Debo decir que el trato fué excelente, campechano y agradable. Una vez en el exterior la aventura continuaba sin descanso. El tipo de la gasolinera no quería tener nuestro cadaver estorbando en sus dominios, asi que tuvimos que arrastrar nuestro amado automovil a la calle de al lado y aparcarlo manualmente en una superficie arenosa. Al cabo de unos minutos apareció la madre de Alberto con un coche que si funcionaba para dilucidar que hacer con el muerto. Intentamos examinar el motor, arrancarlo, observar detenidamente los detalles, el nivel de agua etc... Sin embargo no encontramos solución alguna. Dejamos a la desgraciada maquina aparcada en algun lugar de Aluche y nos dispusimos a completar la misión inicial: Noche de película. Todo acabó finalmente en Principe Pío, con cena en Fosters Hollywood y No Country for Old Men como postre cinematográfico. Muy epico señores^^

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